La primera persona que apareció en la televisión.

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William Taynton fue la primera persona en tener el honor de “salir en la tele”. Fue quién se colocó delante de una primitiva cámara de televisión el 2 de octubre de 1925. Lo que apareció en pantalla no era gran cosa, simplemente una serie de manchas y brillos que, en secuencia de cinco imágenes por segundo, apenas podía ofrecer ilusión de movimiento. Al parecer, no existe captura fotográfica de tan memorable instante, pero sí de un experimento algo posterior. El 16 de julio de 1926 Baird volvió a pedir a Taynton que se colocara delante de la cámara. En esta ocasión la velocidad de “refresco” fue superior y, además, se encontraba en el laboratorio uno de los más conocidos fotógrafos de la época, James Lafayette. Lo que captó su cámara no fueron más que espectrales imágenes de un joven, pero a pesar de lo tosco del resultado, el momento era digno de ser capturado: la televisión “en directo” había nacido. He aquí dos de las tomas que realizó Lafayette en el laboratorio de Baird, que nos muestran lo que apareció en la primitiva pantalla de televisión cuando Taynton se colocó ante la cámara.

Historia de la primer mujer al volante

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Sin que su marido se entere, Bertha Benz emprende su viaje publicitario a primera hora de la mañana de un día del mes de agosto de 1888. En compañía de sus dos hijos Eugen y Richard, conduce un coche de tres ruedas de su marido desde Mannheim hasta Pforzheim.

Al atardecer, el osado trío llega sano y salvo a su destino y envía un telegrama a Karl Benz para comunicarle que el primer viaje de larga distancia con su coche a motor ha sido un éxito. El acontecimiento, sensacional para la época, se divulga rápidamente: dos chicos y una mujer en un coche que avanza sin caballos que tiren de él, silbando y resoplando, eso sólo puede ser obra del diablo. Pero Bertha Benz ha conseguido su objetivo: los críticos han quedado convencidos de la fiabilidad del invento, y el coche a motor Benz patentado está en boca de todo el mundo. No cabe duda de que sin la intervención y el arrojo de Bertha Benz, el automóvil lo hubiera tenido un poco más difícil en su viaje hacia el futuro.
 

Más adelante Karl Benz escribe lo siguiente en sus memorias: «Sólo una persona permaneció a mi lado en la nave de la vida en aquellos días en que parecía estar a punto de naufragar: mi mujer. Entera y valiente, logró izar nuevas velas de esperanza».

Bertha Benz muere el 5 de mayo de 1944, dos días después de haber cumplido 95 años, en la localidad badense de Ladenburg, último lugar de residencia de la familia.